Detectar y combatir el pulgón

Consejos y Protección

La debilidad de las plantas favorece la aparición de esta plaga, que atrae a las hormigas

El pulgón es una de las plagas que ataca con mayor frecuencia a las plantas. La mayoría de las especies de jardín e interior pueden verse perjudicadas por los ataques de este insecto. «Es una plaga bastante común y extendida, que ataca a gran variedad de especies vegetales», El pulgón es habitual de campos y jardines. Puede localizarse en multitud de plantas «formando auténticas colonias que envuelven tallos y hojas». No obstante, es más fácil encontrar pulgones en rosales, árboles frutales, coníferas y chopos. «Las huertas también pueden verse afectadas por esta plaga»

La debilidad de las plantas provoca la aparición del pulgón, ya sea por falta de nutrientes o exceso de riego. También la subida de las temperaturas aumenta las posibilidades de que el pulgón haga su aparición. «Asimismo, se puede favorecer el desarrollo de insectos beneficiosos, como mariquitas o crisopas, que se alimentan de los pulgones»,

 

Consecuencias

Básicamente, el pulgón ataca a las plantas para alimentarse de savia. La succiona a través de un pico largo que clava en la planta. «Como consecuencia el tejido se destruye y las hojas y los brotes nuevos se deforman». Esta circunstancia causa debilidad en los vegetales, que frenan su crecimiento y disminuyen la floración.

Por otro lado, los pulgones pueden transmitir enfermedades si, tras alimentarse de plantas infectadas, atacan a especies sanas. Las enfermedades más habituales son provocadas por hongos como el Seiridium cardinale, en plantas arizónicas; el Cenangium ferruginosum, en abetos, y la negrilla en los cedros, así como numerosas virosis que pueden aparecer en adelfas, cucurbitaceas o solanaceas.

Detección y tratamiento

Comprobar que una planta está siendo atacada por el pulgón es sencillo. «Los ejemplares pueden verse perfectamente en las yemas tiernas y en el envés de las hojas». En cuanto al aspecto, los pulgones son pequeños insectos de color verde o negro que, además, dejan un rastro azucarado (ligamaza) que atrae a las hormigas. Precisamente, las hormigas pueden trasladar a los pulgones de unas plantas a otras.

 

 

Una vez detectado, el pulgón se combate mediante un tratamiento fitosanitario -insecticida- durante primavera y verano, a primera hora del día o al atardecer. De todas formas, los tratamientos sólo se deben realizar cuando sea necesario y «en dosis adecuadas», para que las plantas no se debiliten. Del mismo modo, se comercializan tratamientos preventivos a los que se puede recurrir durante los meses de invierno, siempre que exista riesgo de plagas, sin abusar.

 

 

Esquejes de cardenales

Los cardenales pueden multiplicarse a partir de sus esquejes.

La mejor época para hacerlo es la que va desde mediados de agosto hasta mediados de septiembre.

Necesitas un esqueje de unos diez o quince centímetros de largo con, como mínimo, un par de hojas.

Arranca las hojas sobrantes, así como las flores y los capullos.

Introdúcelo en una maceta con una mezcla de turba y arena. Mete la maceta en una bolsa de plástico

transparente, que actúe como si fuera una campana. De esta forma el aire conservará su humedad.

Quita la bolsa de plástico a las dos semanas y trasplántalo a las diez a una maceta mayor.

Durante dos o tres semanas conviene para el desarrollo de la planta que le elimines las ramificaciones superiores.

Heridas en tus plantas

Si tus plantas tienen alguna herida o corte profundo, cubre la zona dañada con cera caliente (fundida), a ser posible

cera pura de abeja (aunque sirve también una vela). Puedes utilizar una brocha para extender bien la cera, que quede

cubierta. Déjala solidificar, y la propia planta, árbol o arbusto poco a poco irá cicatrizando la herida y seguirá creciendo

perfectamente.

Lombrices

Es bueno para el suelo que haya lombrices porque lo airean con sus galerías y excretan «abono», pero en ciertos casos en el césped es excesiva y no conviene.
3. Si fuera así, es posible pulverizar el suelo con insecticida. Suelen ser suficientes dos aplicaciones, una a principios de primavera y otra a mediados de otoño. A continuación de cada aplicación, si no llueve, se debe dar un riego. No hay que erradicarlas al 100% porque ya digo que son muy beneficiosas.

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