Limón – Limonero

Uno de los árboles infaltables en la parcela -y en cualquier casa de la ciudad donde se pueda plantar- es el limonero. Sus bondades justifican el sencillo trabajo de plantarlo y la facilidad de su cuidado.

Gracias a su alto contenido en vitamina C, los limones en el jardín nos protege del resfrío, es indispensable con mariscos y pescados, es ingrediente básico de exquisitos tragos y aperitivos, agrega su sabor a postres y queques y es el agente indiscutido de decenas de secretos caseros y de la cocina. Además, este cítrico es especialmente útil en belleza: ideal para las manos y codos partidos, ayuda a eliminar olores como el de la cebolla y, como si fuera poco, una infusión de sus hojas y flores sirve de tranquilizante.

Características de los limoneros

El limonero es un árbol de hoja perenne y debe comprarse ya injertado. El patrón -árbol porta-injerto generalmente es un Alenow o un agrio, y el injerto puede pertenecer a distintas variedades. Para plantarlo es necesario hacer un hoyo del tamaño de la base en que viene. Luego se llena de agua y, cuando ésta se absorba, se meten las raíces del árbol con toda la tierra con que viene; es decir, usted debe limitarse a sacarlo del envoltorio en que están envueltas las raíces con la tierra, pues si ellas quedan desnudas, puede provocar la muerte del árbol.

Una vez ubicado en su lugar, se rellenan los espacios vacíos que puedan haber quedado y se riega en forma abundante para eliminar el aire y para que, además, el nuevo arbolito pueda tomar el agua que necesite, lo que lo ayudará a recuperarse del stress que todo trasplante implica. No olvide marcar en el follaje el lado que permanecía al norte en su lugar de origen, para mantener esa orientación.

Después de plantar hay que mantener el suelo húmedo durante varias semanas. Desde los dos años en adelante, si se utiliza algún sistema de riego, necesita un promedio de riego cada siete días, según la región. Casi no requiere poda, salvo para eliminar chupones (brotes largos, fuertes y rectos que no producen frutos) y ramas mal dirigidas, secas, enfermas o dañadas, lo que se puede hacer en cualquier época, por tratarse de ligeros cortes. Requieren de compost abundante, cuidando que esta preparación no toque la base del tronco, porque podría ocasionar su putrefacción.

Aunque la época de plantación es de abril a mayo -período sin heladas-, es más adecuado plantarlos al inicio de la primavera. Para ubicarlos, la distancia ideal es de siete metros entre sí y la misma entre las hileras, pero en huertas caseras puede disminuir a cinco metros entre árbol y árbol.

Ya en su lugar definitivo, habrá que proteger al limonero contra las heladas en los dos primeros inviernos, considerando que la planta necesita su energía para aclimatarse -está enfrentando un cambio de clima por su traslado del vivero a la parcela-, lo que se logra con un paraguas de totora o un trozo de tela o plástico colocado por encima de la copa.

Variedades de limones

Hay variedades muy sensibles al frío y que fructifican sólo en verano, como el Lisboa, cuyo fruto es alargado, y el Viliafranca, que produce limones también alargados, pero muy aromáticos. Existen especies muy apreciadas que durante todo el año entregan sus frutos, como el Eureka y el Génova, ambos de cáscara delgada y de gran conveniencia para el uso familiar, puesto que cada vez que se requiere de limones se puede contar con ellos. En este caso es preferible no cortarlos, dejándolos en el árbol hasta el instante en que los necesite, ya que así los ocupará siempre frescos.

Otra variedad de limón -recomendable especialmente para quienes saben aprovecharlo en tragos o repostería- es el Sutil de Gasa, una variedad nortina que en la zona central no fructifica en el invierno y sus limones son pequeños, de cáscara delgada pero muy fragantes.

Si los ejemplares crecen bien, pero sin dar frutos, están manifestando que necesitan protección contra el viento y una porción adicional de compost o abono, dos pequeñas atenciones que consiguen notables resultados.

Enfermedades que afectan a los limoneros

Entre las enfermedades que más afectan a los limoneros, y cítricos en general, y que deben controlarse cuidadosamente, se pueden mencionar:

La gomosis causada por hongos, una enfermedad puntual que aparece en condiciones de suelo permanentemente húmedo. Productos como el Metalaxil y el Fosatil aluminio se pueden aplicar al suelo, al follaje o inyectarlos al tronco.

Otras enfermedades causadas por hongos son la botrytis, esclerotina y antracnosis, que se tratan igual que la gomosis. Los medicamentos mencionados se adquieren en los locales que expenden productos agrícolas.

Con respecto a las plagas, las de mayor recurrencia son la conchuela negra del olivo, la escama morada de los cítricos y la conchuela blanca de la hiedra. El control químico debe realizarse en la primavera con organofosforados de alta penetración.

Los chanchitos blancos constituyen plagas ocasionales. En este caso, el control químico se hace en otoño y primavera con insecticidas sistémicos (Dimetoato) y de contacto (Parathion).

Por último, suelen afectar al limonero las mosquitas blancas, que también deben controlarse con insecticidas sistémicos.

No obstante esos riesgos, los limoneros no requieren mayores cuidados y su mantención es, como dijimos, muy sencilla. La gracia es que si planta al menos uno en la parcela o en su casa, usted y su familia dispondrán de sus frutos bienhechores en todo tiempo. Debemos recordar, finalmente, que un limón y cuarto poseen la cantidad de vitamina C que un adulto requiere diariamente.

El limonero (Citrus limon (L.) Burm) corresponde a una especie frutal, clasificada como una especie arbórea de tipo perennifolio de la familia de las rutáceas.

Se trata de un árbol de tamaño pequeño de 3 a 6 metros de altura, con un gran número de ramas con espinas duras y engrosadas, que a la vez son flexibles.

Clase: Magnoliatae

Subclase: Rosidae

Orden: Sapindales

Familia: Rutaceae

Género: Citrus

Sinonimia: Citrus limonum Risso / Citrus medica var. Limon L.

Lugar de Origen: especie nativa del sureste asiático.

CARACTERIZACIÓN MORFOLÓGICA.

Ramillas jóvenes angulosas, que después se vuelven redondas y lisas, crecen en hábito abierto (menos redondeado).

Tronco leñoso y de madera gruesa, con una gran tendencia a la ramificación.

Hojas unifoliadas de color verdoso claro, forma oblongas a elíptico-ovadas, de 6-12.5 cm. de longitud aproximadamente y 3-6 cm de anchura. Punta corta y obtusa. Margen aserrado-dentado. Pecíolo corto y alado anchamente. Las hojas jóvenes son rojizas.

Flores hermafroditas que se presentan solitarias ó en racimos axilares, con pétalos blancos interiormente y hacia los extremos más rosados, se vuelven rojizas en estado de botón. (después se generan entre 20-40 estambres). Floración más o menos continua, ya que es el cítrico más tropical junto al pomelo, por lo que se puede jugar con los riegos para mantener el fruto en el árbol hasta el verano, ya que es la época de mayor rentabilidad.

Fruto oblongo u oval, es un Hesperidio (baya pluricarpelar. Cada gajo corresponde a una hoja carpelar. La “carne” del fruto está formada por pelos gigantes y suculentos procedentes de la epidermis interna de los carpelos) mamilado hacia los extremos (cubierto por pequeñas eminencias arredondadas), de 7-12 cm. de longitud, amarillo claro ó dorado. Su cáscara es más ó menos gruesa, donde se destaca en su epidermis la presencia numerosa de glándulas de aceite en forma de punteaduras, dependiendo de las variedades, organolépticamente el jugo es agrio y fragante. Semillas pequeñas, ovoides y puntia

FLORACION Y FRUCTIFICACIÓN

Los factores claves para un control adecuado de la floración en cítricos son: carbohidratos, hormonas, nutrición y relaciones hídricas, los dos primeros tienen un importante aporte en el desarrollo de los frutos y se basan en: Rayado de ramas: produce un estímulo en el crecimiento del fruto. En algunas variedades se realiza durante la floración o después de la caída de pétalos, para mejorar el cuajado. Esta práctica tiene una influencia positiva sobre el contenido endógeno hormonal, atribuidos a los cambios provocados en el transporte y acumulación de carbohidratos. De este modo se mantiene la tasa de crecimiento de los frutos que, consecuentemente, sufren la abscisión en menor proporción, mejorando así el cuajado y la cosecha final. Aplicación de auxinas de síntesis: aumenta el tamaño final del fruto con aclareos mínimos o nulos. La época de aplicación, independientemente de las variedades, deben efectuarse después de la caída fisiológica de frutos, para aumentar el tamaño final del fruto.

SITUACION NACIONAL

En el país, el Limonero es uno de los frutales de hoja persistente más importantes a nivel de superficie en producción. El área cubierta por el Limonero es de 7.663 ha (INE, 2005). La producción alcanza las 160 – 170 mil toneladas.
El limón ó limonero en Chile se cultiva en lugares con mesoclima abrigado en las regiones IV, V, Metropolitana y VI. Las variedades más importantes son Fino 49, Génova, Eureka y Lisboa (GIL, 2000).

Tener un clima adecuado para la producción de cítricos de calidad es un factor muy importante. Tanto en el hemisferio Sur como en el Norte las áreas de producción donde se obtiene la fruta de mayor calidad se encuentra entre las latitudes 32 y 40 grados (LEE, 1998). La producción nacional se concentra principalmente entre los meses de julio y agosto.

El clima más adecuado para el cultivo del limonero es de tipo mediterráneo libre de heladas. Los períodos de sequía seguidos de precipitaciones juegan un importante papel en la floración.
Necesitan suelos permeables y poco calizos. Se recomienda que el suelo sea profundo para garantizar el anclaje del árbol, una amplia exploración para garantizar una buena nutrición y un crecimiento adecuado.

Factores Climáticos determinantes en producción de calidad para limonero:

Temperatura; temperaturas de 25º C a 30º C se consideran óptimas para la actividad fotosintética. Las bajas temperaturas y el estrés hídrico traen como consecuencia la detención del desarrollo del sistema radical, restringiendo con ello el aporte de giberelinas a la parte alta ó copa. Temperaturas <13º inducen al cambio de color en los frutos, mientras que por el contrario el reverdecimiento se ha relacionado con las temperaturas elevadas. La mayor degradación de clorofilas y la mayor síntesis de carotenoides tienen relación con la exposición de los frutos a combinaciones de días cálidos y noches frías, además de bajas temperaturas de suelo. El clima mediterráneo que existe en la zona central de Chile, es muy favorable para producir fruta de alta calidad, con un cáscara libre de daños de enfermedades fungosas y de plagas como lo que ocurre en zonas tropicales (ORTUZAR, 1997).

Lluvia y humedad relativa; los cítricos en general se adaptan muy bien a una gran variedad de valores de humedad relativa, por eso es posible cultivarlos en regiones desérticas, subtropicales y tropicales. Este factor ambiental es muy importante en lo que respecta a la calidad del fruto. Lluvias otoñales en los climas templados mejoran el tamaño final de la fruta y su contenido de jugo. Las estaciones secas y calurosas coinciden con el período de crecimiento y desarrollo activo del fruto. Déficit hídricos durante este período pueden provocar retrasos irrecuperables en la determinación del tamaño final de la fruta (AGUSTÍ, 1999).
Fruta cosechada bajo condiciones de elevada humedad (rocío, lluvias, etc.) comprometen su calidad, al aparecer desordenes fisiológicos, como oleocelosis debido a ruptura de glándulas de aceite en la fruta. Por otro lado se sabe que fruta cosechada alejada de una lluvia implica una menor incidencia de peteca en limones.

Aumento de rendimiento producto de déficit hídrico controlado, temperatura y fertiirrigación.

El limonero (Citrus limon (L.) Burm) produce con menos dotaciones que el naranjo (Citrus sinensis L. Osbeck) y el mandarino (Citrus reticulata). Manejando el riego se pueden provocar floraciones en fechas adecuadas. El proceso de inducción y desarrollo floral en el limonero está controlado por el estrés de temperatura e hídrico; aprovechándolo se realiza la siguiente práctica: se retira el riego durante 45 días y luego se riega en abundancia; así se produce una abundante floración que trae buena cosecha y buenos precios al año siguiente.

Se recomienda dar riegos diarios en verano, y al menos dos o tres semanales en invierno. Además es necesaria la aplicación de los fertilizantes con el riego en bajas concentraciones, no incrementando de este modo la salinidad del agua del riego.  Una alternativa es el riego por goteo enterrado, dentro del perfil, cuyos objetivos son optimizar el riego y mejorar la eficiencia de la fertilización nitrogenada, dando lugar a una potencial disminución de la contaminación. Al utilizar este sistema de riego se produce una reducción de la evapotranspiración del cultivo como consecuencia de la disminución de la pérdida de agua por evaporación y una mayor porción y por ello volumen de suelo mojado.

Es la especie de los cítricos más sensible al frío, ya que es la más tropical y presenta floración casi continua. Por lo que requiere para vegetar climas de tipo semitropical. En los climas tropicales, el limonero crece y fructifica con normalidad, sin embargo, los frutos que produce no tienen buena calidad comercial, al ser demasiado gruesos y tener poca acidez, por ello en dichas zonas se prefiere el cultivo de la lima ácida (C. latifolia). El clima más adecuado para el cultivo del limonero es de tipo mediterráneo libre de heladas. Los períodos de sequía seguidos de precipitaciones juegan un importante papel en la floración.   La acumulación de grados día es limitante, en muchas zonas productoras, para la obtención de cítricos de buena calidad, fund

amentalmente por baja, concentración de sólidos solubles que alcanzan. Sin embargo, en zonas cálidas, como algunas localidades del interior a la IV Región, se logra producir fruta temprana y de excelente calidad.

Créditos: misjardines.net – climafrutal.wordpress.com

 

Videos

 

Créditos video:canal  Angelatedo

Créditos video: Canal de Raquel Arzola

 

Créditos del video: Canal  de José Escotto

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