Los trasplantes

 

Los trasplantes
Se deben realizar cuando se observa que la tierra de la maceta se ha vuelto compacta y pegajosa. Para ello basta tomar entre los dedos una pequeña cantidad en forma de terrón y tratar aplastándola de deshacerla; si se disgrega normalmente aún es válida; si asemeja a pasta para modelar se deberá cambiar.

Según las especies y el tamaño son aconsejables de uno a dos trasplantes anuales, pudiendo hacerse todo el año preferentemente en primavera o después de la floración. En otoño, debe hacerse cuanto antes, para permitir el asentamiento de las raíces antes del período invernal.
Cuando se ha decidido proceder al trasplante debe regarse bien la planta dejando que se empape de agua laíspera. Si se va a pasar a una maceta de tierra cocida porosa, conviene sumergir en agua ésta el día anterior para que de esta forma una vez realizado el transplante pueda desde el primer momento disponer de todas sus cualidades porosas.
Si se trata de una maceta de tierra barnizada, deberá procederse con mucho cuidado eligiendo bien la tierra para el trasplante que deberá ser especial para este tipo de macetas, pues sino y por su falta de porosidad podría afectarse seriamente.
Este es el caso también de las macetas de plástico muy útiles por lo ligeras y sus formas posibles. En éste como en el anterior, es importante comprobar el buen funcionamiento del desagüe inferior, único lugar por el que podrá realizarse al no ser porosas.
En cualquier caso es conveniente situar en la parte inferior de la maceta un lecho de grava que recoja el excedente de agua no evaporada sin mojar continuamente las raíces. Esto conviene tenerlo en cuenta en las jardineras.
La elección de la tierra adecuada para la nueva maceta depende del tipo de planta, encontrándose en los Viveros, Garden Centers y tiendas de Plantas mezclas adecuadas para cada una de ellas.
Se procederá a sacar la planta de la maceta antigua invirtiéndola y sujetándola con la mano izquierda mientras que con la derecha se golpea el fondo para que se suelte la tierra de las paredes.
El cepellón sacado, o sea el conjunto de las raíces con la tierra pegada, se limpia un poco de posibles adherencias de las piedras del fondo de la maceta, así como se quita la tierra pegada en su parte superior hasta llegar a las raíces. Si se observasen dentro del conjunto de raíces algunas resecas cortarlas con cuidado hasta su parte tierna.
La planta con el cepellón restante, se introduce ya en la nueva maceta cuyo fondo irá ya preparado con su pequeña capa de guijarros y una capa de nueva tierra de forma que la superficie superior del cepellón ya introducido, quede a unos 3 centímetros por debajo del borde de la maceta.
Se centra el cepellón y se tira por los lados el resto de tierra, apretándola con los pulgares pisándola de forma que una vez llena la maceta quede un centímetro libre hasta el cuello de la misma.
El riego
El agua de riego debe estar a la temperatura de la habitación en que se encuentra la planta, ni excesivamente caliente ni fría, y utilizar una regadera de forma que el chorro de agua actúe repartido por toda la tierra.
Con las aguas calcáreas se observará un depósito blanquecino en la superficie de la maceta. Cuando aparezca conviene quitarlo con una cuchara restituyendo la tierra parcialmente quitada.
En verano y con ambiente muy caliente una planta de talla media evapora un cuarto de litro de agua diaria. Y la tierra puede por su parte retener un 30 % del agua que no pasará a la planta. En invierno y aún en los interiores caldeados, la vegetación de la planta se detiene y sus necesidades disminuyen.
Realmente es el aspecto de la planta y más aún de la tierra de su maceta los que indican si la planta tiene sed o no; de todas formas en páginas siguientes se indica para cada especie los riegos recomendados según la época del año.
Enfermedades y parásitos
La salud de una planta estará en función, como es lógico, de los cuidados a que esté sometida. Si se han cumplido correctamente las indicaciones de luz, agua, aire, etc, la planta presentará un buen aspecto.
A veces manchas resecas que se observan en las hojas, son producto o de quemaduras del sol por haber estado expuestas al mismo, o por falta de humedad al no haber sido regadas o haber sido abonadas en seco quemándose por la fuerza del producto.
Los parásitos más frecuentes son los pulgones, cochinillas, moscas blancas, hormigas y arañas rojas.
Afortunadamente existen en el mercado productos adecuados para tratarlas mediante pulverizaciones. A pesar de ello será recomendable siempre el limpiar las hojas con agua tibia y un algodón o paño suave, pues de esta forma se eliminan posibles parásitos adosados, en las mismas.

Fuente: planthogar.net/

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